De chicharrón, de frijol y de mole...
Gabriel Castro Abraham, un
esposo corrido de su empleo ya que no contaba con los estudios necesarios para
seguir participando en las labores de la fábrica en la que se encontraba, es
ahora un humilde taquero. Su vehículo es una flamante bicicleta de esas que
compras en el mercado a cambio de un favor, su mercancía, centenas de tacos
sudados o vulgarmente llamados “tacos de canasta”, ya que los lleva en una
canasta de mimbre que le había regalado su esposa días antes de enterarse que
trabajaría para el negocio de los cuñados. Ordenes de chicharrón, de frijoles y
de mole son su día a día. De picante, una salsa verde con pedazos de aguacate y
rebanadas de cebolla en un tradicional bote de mayonesa McCormick que todo
taquero de canasta debe de tener. El papel estraza en forma de plato y unos
singulares dedos hacen ideal el arte de saborear aquellos tacos los cuales
acompañas con una Coca-Cola fría anteriormente comprada en el OXXO de la
vuelta.
A sus 22 años, el “Güero” es
conocido por hacer los mejores y baratos tacos de canasta de la zona de
Angelópolis. Siempre con una sonrisa y una amabilidad ofrece no antes haciendo
la pregunta ¿Cuántos van a ser “güero”?. Referencia
la cual hace que uno se sienta en confianza como si fuera un gran amigo desde
la infancia, de esos que salen a jugar tras el balón con las rodillas raspadas.
-Por
el momento no estoy interesado en tomar algún curso el cual me ayude a terminar
mis estudios, mínimo hasta la prepa, ya que poseo lo que necesito-.
Los tacos son su vida, -no necesitas
ninguna receta en especial para hacer los mejores tacos de canasta, es cosa de
dedicarles tiempo y un poco de paciencia, ya que si uno no lo hace se pueden
llegar a deshacer y eso al cliente no le gusta. La receta es aquella que la
familia le ha ido agregando y quitado para complacer al paladar poblano-.
“El
dinero no te hace ser lo que eres”, con una sonrisa argumento
que la gente que tiene dinero no siempre es grosera como lo cree la mayoría de
la gente que voto por el “Peje”, la
igualdad depende de nosotros y de nadie más, no es culpa del gobierno nuestras
diferencias. Si en vez de dedicarse a la albañilería hubiera acabado sus
estudios, otra cosa sería, pero insistió en que necesitaba trabajar para poder
“mantener” a la novia, la cual, aún sin hijos, se convirtió en su esposa.
Nacido en el valle de los
ángeles, Puebla, su futuro era servir memelas, ya que su madre tenía el puesto
de memelas de mayor reconocimiento en la zona de los Fuertes. Decidió estudiar
para salir adelante, pero ahora es uno más de los empleos que están en “peligro
de extinción”, ya que la globalización y la mercadotecnia se han encargado que
este tipo de “empleos” dejen de existir, con el hecho de cobrar impuestos, el
uso de suelo es el factor que la mayoría de los comerciantes ambulantes temen,
ya que les hacen pagar aquella mínima parte las cuales son sus ganancias para beneficio
de la ciudad. Sanidad anda detrás de ellos, se duda que tengan las mínimas
requeridas con el cuidado y el lavado de los alimentos.
Al finalizar esta amena
entrevista, aquél gastronómico estudiante tuvo la libertad de preguntarle si
tiene alguna responsabilidad con sus clientes como lo era en sus antiguos
empleos, concluyó con un “tarde pero
seguro”, el cual refrán hizo que aquel cliente sentado en la banqueta con
su Coca de 600ml y un casco de construcción amarillo hiciera que soltara
aquella carcajada refiriéndose a la denuncia de la mentira. El taquero se
defendió regalándole una orden de mole y diciendo que deje de mentir. Esto
causa mucho conflicto, ¿Le dice que deje de mentir y lo soborna con tacos?, a
lo que ha llegado este país. “La
responsabilidad es una palabra muy fuerte que muy pocos cumplimos”. Con
este sabor de boca de dos órdenes de chicharrón y una Coca de 355ml anunció la
nueva “amistad” entre un taquero y un estudiante.
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