jueves, 8 de noviembre de 2012

¡Ya no se persignan como antes!



¿Y mi domingo?

"Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. 
Pruébenme en esto dice el Señor Todopoderoso,
 y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde."
Malaquías 3:10

Como muchos sabemos, el diezmo es la limosna con la que se coopera en cada misa a la que asistimos. La palabra “diezmo” viene del latín dicimus, que quiere decir décimo puesto a que empezó como un impuesto obligatorio donde cada quien debía dar el diez por ciento de sus ingresos a la Iglesia católica. Está práctica data a miles de años atrás, habiendo sido practicada por babilonios, persas, hebreos, griegos y romanos. Se dice que el primer diezmo fue ofrecido de Abraham para Melquisedec en Génesis 14 y más adelante en Génesis 28, Jacobo entrega todas las fortunas que posee al señor. Pese a que es algo del Antiguo Testamento, actualmente la religión judía, cristiana y musulmana sigue practicando el diezmo.




Seguramente alguna vez, todos nos hemos preguntado qué hace la Iglesia católica con las limosnas, las cooperaciones, los diezmos y demás dádivas que los creyentes católicos aportan. La respuesta parecería sencilla si consideramos sueldos de sacerdotes, mantenimiento de inmuebles, gastos como luz, agua, teléfono, utilidades, materiales, misiones, ayuda humanitaria y ayuda a la comunidad. Pero realmente, ¿cuántas veces hemos escuchado hablar de misiones, ayuda o caridad que haya organizado la iglesia con la que más estemos en contacto?

Así es... muy pocas o ninguna.

La Iglesia católica es una religión perfectamente institucionaliza, jerarquizada y tiene hasta una ciudad capital donde se concentra todo el poder y el dinero: El Vaticano, dirigida por la máxima autoridad de la Iglesia católica el Papa. Desde ahí se controlan las casi 700,000 iglesias alrededor del mundo y es precisamente ahí donde llegan cientos de millones de dólares al año de las limosnas, pero eso no para ahí, el Vaticano es propietario de bancos, una aerolínea, financieras, inmobiliarias, constructoras, fabricas de pastas, además de inversiones y bienes raíces sobre todo en Italia, Inglaterra, Alemania y hasta en Estados Unidos.
Lo sorprendente es que con tanta riqueza, por lo menos en México no se ven obras de caridad, sino todo lo contrario. La gente aporta dinero en limosnas, y todo tipo de cooperaciones para primeras comuniones, bautizos, bodas, etcétera, y todo ese dinero se va al Vaticano para buena administración.
       
Existen dos tipos de sacerdotes: Los diocesanos son aquellos que dependen directamente de su diócesis y cuentan con un salario “modesto” (en México de 4 o 5 mil pesos mensuales en promedio), claro que esto depende de a qué diócesis pertenezcan. Sumado a esto, están las gratificaciones que reciben cuando ofician misas de bodas, bautizos, XV años, etc. Los sacerdotes religiosos no tienen salario y viven de las limosnas que se les da, puesto a que hacen voto de pobreza.
Hay que recordar que hay iglesias muy pobres que han sido olvidadas por sus diócesis con padres muy humildes que realmente necesitan ayuda de la gente para subsistir.
Sin embargo, también hay que recordar que hay iglesias ricas, con cuotas muy altas, padres pudientes que manejan autos de lujo y ropa de diseñador. En Puebla había un sacerdote muy famoso apodado "Chanclas de Oro" en los ochentas, que oficiaba en la Iglesia del Cielo. Cuentan quienes lo conocieron que corría a los pobres y mal vestidos de su templo. Cuando pasaba a pedir limosna, si la gente no le daba dinero, les agitaba la canasta en la cara para que cooperaran con algo y cuando pedía contribuciones a voluntad para alguna obra como la construcción de la Iglesia del Cielo, sugería que las cantidades fueran fuertes.




Seamos sinceros, la gran mayoría de la gente que da dinero a la iglesia lo hace por o por sanar la culpa de algún pecado que cometió o por temor a irse al infierno o ser castigados al no ayudar a su templo. Es bueno ayudar al prójimo, pero nunca con chantajes. Les invito a que se planteen otra pregunta: ¿Porqué cuando hay catástrofes naturales como “Sandy”, escuchamos que varios países y fundaciones ayudan a la victimas, pero de que el Vaticano mande ayuda jamás oímos nada? ¿Por qué no ser recíprocos y ayudar a la humanidad, si gracias a ella es que la Iglesia católica prevalece?  



Bibliografía:



Catholic Encyclopedia Vol. VIII  (1912).

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